Hans Wuerich, el venezolano que protestó desnudo: ‘Lo que yo quería era hacer llegar mi mensaje’ #Venezuela
Hans
Gerhard Wuerich Larios es producto de la supervivencia. Durante la
Segunda Guerra Mundial sus abuelos paternos huyeron de Alemania a
Argentina y, a fines de los años setenta, su padre tuvo que volver a
partir abandonando el país sureño para radicar en Venezuela por la
dictadura de Jorge Rafael Videla.
Hans,
de 27 años, saltó al reconocimiento mediático cuando el pasado 20 de
abril se desnudó durante una protesta en la autopista Francisco Fajardo
(que conecta a Caracas de este a oeste) y caminó hasta subirse encima de
una tanqueta de la Policía Nacional Bolivariana. Con la Biblia en la
mano, Hans pidió el cese de la lucha entre los venezolanos.
Hans
habla con tono pausado y pensativo mientras asegura que no es
evangélico ni testigo de Jehová y explica que hace cuatro años algunas
situaciones extremas en su vida lo llevaron a refugiarse en el estudio
de la Biblia.
Es
licenciado en Comunicación Social de la Universidad Santa María, en
Caracas. Nunca ha ejercido su carrera y actualmente se dedica al negocio
familiar (no quiere revelar más detalles sobre su familia por temor a
represalias). Asegura que su verdadera vocación es escribir letras de
rap y la fotografía. Y, pese a su reciente notoriedad, no se considera
una celebridad. “Me aconsejaron que apagara mi teléfono por seguridad,
muchos medios de comunicación quieren hablar conmigo”.
¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué desnudarse frente a la policía?
Porque
el diablo está en Venezuela. El diablo está en el gobierno. Lo planeé
dos días antes. Busqué ejemplos en España, Estados Unidos y Brasil,
donde algunas personas se han desnudado para protestar por injusticias.
No traté de seguir ninguna línea política, solo quería expresar un
mensaje con mi Biblia: debemos sacar al diablo de nuestro país. Debemos
unirnos y rescatar nuestra justicia. Solo con Dios de nuestro lado
podremos hacerlo.
¿Qué te decían los funcionarios?
Nada.
Solo uno se puso medio violento de palabra al pedirme que me bajara de
la tanqueta. Pero de resto me ignoraron. Yo llegué a la autopista por
mis propios medios. Me quité la ropa y traté de dialogar con ellos. Al
principio, me lanzaron bombas lacrimógenas a los pies, pero yo las
esquivé. Luego sí noté que se cansaron de lo que estaba haciendo y me
dispararon perdigones. Me pegaron en toda la espalda y algunas partes
del rostro.
¿Tuviste miedo?
No,
hermano, quien tiene a Dios de su lado no debe sentir miedo. No me
preocupaba si me ponían preso, si me mataban ahí mismo o si me
desaparecían. Lo que yo quería era hacer llegar mi mensaje. Estuve como
20 minutos en eso. Luego, agarré mis cosas y tranquilo me fui caminando
hasta mi casa. Mis papás y una amiga me curaron las heridas y listo.
Quien no teme a la justicia divina, no debe temer a la justicia
terrenal.
El presidente Maduro se burló de lo que hiciste. ¿Eso qué te parece?
Me
parece genial. Que siga hablando, que sigan hundiéndose más. Porque eso
es lo que hacen los miembros de este gobierno cada vez que hablan:
hundirse.
¿Has tenido alguna presión del gobierno?
No.
Como te comenté antes: solo apagué mi teléfono por cuatro días por
motivos de seguridad. Nadie ha venido a buscarme y tampoco me he reunido
con líderes de oposición. Lo que hice, lo hice por mi propia cuenta.
Con mis dos manos y mis pies.
¿Tus padres y amigos qué te dicen? ¿Te apoyan?
Bueno,
al principio mi mamá me dijo que estoy loco. Que cómo se me ocurría
hacer eso. Pero después entendió porque le expliqué que esta lucha es
para rato y que la única manera de salir de los tiranos es perdiendo el
miedo. Luego, dos exnovias me llamaron (dice entre risas) para ver cómo
estaba. ¡Una de ellas está en Alemania! Hasta allá llegó la noticia.

nytimes.com