Tras anunciar que cerraba sus
operaciones en Venezuela después de que un tribunal ordenara la
confiscación de sus instalaciones, se ha abierto una posibilidad para
que General Motors regrese.
La
planta en la ciudad industrial de Valencia fue embargada la semana
pasada, así como las cuentas bancarias y otros activos de GM, mientras
manifestantes antigubernamentales se enfrentaban con las fuerzas de
seguridad y con partidarios del gobierno.
La sorpresiva decisión arrastró a Estados Unidos hacia la creciente turbulencia política en Venezuela.
Sin
embargo, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha efectuado un
enorme esfuerzo por asegurarle a GM que no tenía intención de expropiar
la fábrica. La confiscación de ésta, que no ha producido un sólo
vehículo desde 2015, se deriva de una demanda que presentó una
concesionaria particular en contra de la automotriz estadounidense hace
20 años.
El director de finanzas de GM, Chuck Stevens, pareció dispuesto a examinar la decisión de salirse de Venezuela.
“No
necesariamente queremos dejar el país, pero ciertamente no es un
ambiente propicio para invertir ni para operar un negocio de manera
normal en este momento”, dijo el viernes en una conversación con
reporteros en la que examinó las ganancias del primer trimestre.
El ministro del Trabajo de Venezuela, Francisco Torrealba, invitó a la compañía a que pida que le regresen la planta.
“El
Estado venezolano está apoyando y desea la reactivación a su máximo
nivel de la producción de General Motors en manos de sus legítimos
dueños”, dijo el ministro esta semana en un programa televisivo. “El
gobierno está dispuesto a darle todas las facilidades para que normalice
sus operaciones y produzca muchos vehículos como lo ha hecho durante
décadas en el país”.
panorama.com.ve / AP