Un uruguayo técnico en sistemas de 28
años, describió su experiencia al iniciar una tremenda travesía en
bicicleta desde su tierra natal hasta Panamá, y aseguró que la más grata
sorpresa se la llevó en su paso por Venezuela.
Tabaré tomó la decisión de ir a Venezuela y entró por Santa Elena de Uairén, conociendo la belleza de la Gran Sabana.
Asimismo, el ciclista indicó que aunque aún le falta un largo tramo
por este territorio caribeño, se lleva la mejor impresión de nuestro
país.
Según un artículo del portal Analítica,
Alonso recibió múltiples advertencias sobre la situación venezolana.
Según su relato, los mismos venezolanos le recomendaron que no pedaleara
por Venezuela ante la inseguridad y los índices de criminalidad.
“La gran mayoría era de gente
venezolana. ‘Te van a robar, te van a secuestrar’, me decían cada dos
por tres. Odiaba que me dijeran eso, porque yo sí quería ir”, relató
Tabaré a Sumito Estévez, quien lo entrevistó en su programa de radio El
Diario de un Chef.
“Incluso el último día antes de cruzar
la frontera, un chico venezolano me dijo: ‘Te recomiendo no que cruces a
Venezuela. Vas a tener que dormir en la copa de los árboles para que no
te roben’. Eso me dolió porque tienes un sueño y no quieres que 99 de
100 personas te digan que lo abandones”, comentó Alonso.
“Apenas crucé sentí la primera
diferencia: el respeto hacia el ciclista. Los carros que en Brasil
parecía que hacían competencia a ver quién te pasaba más pegado -solo a
cinco o diez centímetros-, aquí en Venezuela se abrían hasta metro y
medio y hasta bajaban la velocidad para no afectar tu andar”, explicó.
Tabaré también se sorprendió del buen
trato que le brindó la Guardia Nacional, cuerpo de seguridad del que le
habían advertido: “Te van a sembrar droga, decían, te van a robar la
comida y todo lo que lleves… ¡y resulta que son las personas más
increíbles! ¡Los que más me han ayudado! No uno o dos, sino todos los
que me he encontrado en Venezuela”.
El uruguayo aseguró que en el viaje se
había acostumbrado a hacer pequeños trabajos a cambio de alimentos o un
lugar para pasar la noche, pero que en Venezuela fue diferente: “El
venezolano no hace las cosas por trueque: Aquí un plato de comida, un
vaso de agua te lo dan a cambio de nada, solo por la tranquilidad de
saber que estás bien”, y agregó que a pesar de las dificultades que
atraviesa el país “La gente me da de lo mismo que están comiendo ellos.
Que coman un poquito menos para darte a ti, como si fueras de la casa,
te arruga el corazón”.
“En una aventura como esta te vas a
encontrar personas buenas y malas. Pero en Venezuela yo solo me he
encontrado personas geniales. Hace un mes que estoy aquí y hoy te digo
esto: Llegue al paraíso cuando entré en Venezuela”, manifestó.
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