Al cáncer de mama también le crece barba y bigote

Las campañas de prevención siempre presentan a la figura femenina como el centro de la información pero de todos los casos que son diagnosticados al año, entre 0.7 y 1 % son detectados en varones

El día que se preparaba para celebrar su cumpleaños número 35 inició con las típicas felicitaciones por parte de sus familiares y amigos, pero la celebración tuvo un vuelco oscuro e incierto con el pasar de las horas.
Luego de meses de chequeos médicos rutinarios, Nehomar Gil esperaba precisamente ese 23 de mayo de 2013 para conocer los resultados de los estudios que se había practicado durante dos meses y saber qué sucedía con su cuerpo.
“Un día jugando con mi hijo mayor sentí una incomodidad en mi tetilla izquierda, cosa que ignoré de momento. Al pasar los días, esa área empezó a cambiar de color y hasta de textura por lo que quise verificar qué sucedía”, rememora el comerciante barcelonés.
Las horas de espera en aquel austero y frío consultorio de la Unidad de Oncología Kleiber Rojas del hospital Luis Razetti de Barcelona tuvieron el desenlace que sospechaba pero que no estaba del todo preparado para conocer.
“Tienes cáncer” fueron las dos palabras que alcanzó a escuchar Gil, según recuerda. Añade que de pronto todo pareció vacío a su alrededor, y aquella frase resonó sin sentido en todo el lugar hasta que cayó en cuenta de lo que le habían diagnosticado.
“No era tanto lidiar con la idea de tener cáncer sino que era de mama, cosa que no entendía.
Ciertamente es un tema sumamente tabú porque vivimos en una sociedad machista y solo se asocia con las mujeres”, explica el hombre.
Gil confiesa que el pensamiento de muerte temprana lo acosó y sofocó durante semanas sin descanso alguno, por lo que esta idea lo empujó hacia un espiral depresivo del que solo pudo escapar momentáneamente con la “ayuda” del aguardiente.
La negación llegó al punto de mantener al margen a su esposa, hijos y demás parientes y amigos porque no quería entristecerlos con la noticia. Sin embargo, y meses después del diagnóstico, Gil le hizo frente a la enfermedad.
“Un día me dije que tenía que meterle el pecho al cáncer y fue cuando empecé a hacerme las radioterapias, en parte en el sistema público y en parte pagas, pero son súper costosas por lo que se hacía complicado”, relata.
Señala que antes de iniciar el tratamiento se rapó todo el cabello y finalmente le confesó a sus seres queridos qué tenía, aunque sostiene que tuvo que “suavizar” el anuncio para no alarmarlos demasiado.
“Cuando hablas de cáncer, hablas de muerte, y aunque soy prueba de que no siempre es así, la gente no lo comprende. Yo les dije que tenía un carcinoma neoplásico y que para eso necesitaba un tratamiento agresivo. Desde entonces recibí todo el apoyo del mundo”, recuerda con emoción.
Este residente del sector El Viñedo de la capital anzoatiguense asegura que para afrontar el cáncer, lo más importante es contar con el apoyo de seres amados y cargarse de la mejor energía, porque se convierte en un proceso con muchos altibajos.
“Se trata de estar convencido de que lo superarás y animarte. Por ejemplo, nunca dejé de trabajar incluso cuando recibía quimioterapias porque estar en cama es algo que te desanima muchísimo”, recalca.
Nehomar Gil cree que vivió para contarlo gracias a que tomó la previsión de practicarse los estudios médicos a tiempo, acción que le permitió detectar el cáncer en sus glándulas mamarias en el primer nivel de desarrollo.
Apoyo incondicional
Ocho meses de tratamientos intensos, intervenciones quirúrgicas y exámenes de rutina nublaron temporalmente el panorama de Nehomar Gil, aunque el amor de su familia siempre se posó como un sol que brilla a lo alto de un cielo que un par de nubes.

El sostén, paciencia y atenciones de sus seres amados se transformaron en el mejor antídoto para mantener su ánimo al tope de su capacidad positiva, y así fue como pudo afrontar todo el desafío que el cáncer significó en su vida.
Para su esposa y compañera sentimental de 15 años, María Lezama, el haberse enterado de la noticia fue una sorpresa amarga pero dice que siempre sintió fortaleza porque su esposo nunca se mostró débil.
Expone que nunca pensó que a los hombres los pudiera afectar el cáncer de seno, por lo que además de todo, aprendió a través de esta experiencia y adquirió conocimientos sobre la enfermedad.
“Esto sentó un precedente en nuestras familias, y adicional a la lección de vida que recibimos, también este proceso nos enseñó mucho sobre el cáncer. También es algo que tomo para mí porque todos estamos propensos a este mal”, comenta Lezama.
Admite que durante el proceso de medicación se llenó de temores por la salud de Gil, sin embargo, destaca que siempre estuvo convencida que él saldría victorioso de este proceso que asegura los unió muchísimo más.
Neymar y Dheriant Gil de 12 y 14 años, respectivamente, son el fruto del amor entre Nehomar y María, y a pesar de sus cortas edades, ambos jovencitos muestran un manejo amplio de temas relacionados al cáncer.

La “pequeña de la casa” opina que las personas no deben enfrascarse en su enfermedad y que deben salir a vivir la vida con la firme determinación de saltar este obstáculo, por más imposible que se vea.
En el caso de Dheriant, hace un llamado a los jovencitos a no hacer burlas sobre el cáncer de mamas en hombres pues considera que es un problema serio que no es propicio para chistes o “chalequeos”, como dicen los chamos.
Perspectiva mundial
Durante años, las campañas de prevención de cáncer de mama muestran lazos de color rosa e involucran solo a la figura femenina en los mensajes que buscan crear conciencia sobre la enfermedad en la población.
Pero el padecimiento no es una dolencia exclusiva de las féminas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe sobre cáncer del pasado año estimó que de todos los casos de cáncer de mama diagnosticados en 2015, 0.7 y 1 % fueron en varones.
Y aunque la cifra parezca insignificante, el mensaje de prevención tanto para hombres como para mujeres siempre estará latente, puesto que la dolencia no escatima causar estragos en los individuos, independientemente de su sexo.
Nuevamente, el testimonio de Nehomar Gil vislumbra el lado más “brillante” de una enfermedad que ha dejado tantas sombras, desolación y lágrimas en millones de familias alrededor del mundo.
Como él mismo afirma, es necesario despojarse de prejuicios y asumir el mal desde el primer día para hacerle frente con los tratamientos disponibles. Después de todo, y como dice Gil, “el cáncer no espera pero si te animas, lo puedes vencer”.
Igualdad de oportunidades
La incidencia de supervivencia en casos de cáncer de mama entre hombres y mujeres es muy pareja si la enfermedad es detectada a tiempo. Y si bien los casos en féminas son mucho más comunes (6 de cada 10) los caballeros no deberían perder de vista cualquier cambio en sus cuerpos.


 ElNorte.com.ve / Paúl Rivas González