20% de laboratorios clínicos cerrados en Margarita por escasez de insumos #NuevaEsparta

La presidenta del Colegio de Bioanalistas, Carmen Figueroa, lamentó el constante cierre de laboratorios, no sólo por la falta de reactivos e insumos, sino por el deseo de esos profesionales de buscar mejores condiciones de vida en el exterior.
 
  Prácticamente paralizado se encuentra el gremio de profesionales en bioanálisis, en virtud de las altas fallas de reactivos en insumos para la realización de pruebas médicas a todos los niveles, situación similar tanto en el sector público como privado, según lo expresó Carmen Figueroa, presidenta del Colegio de Bioanalistas de Nueva Esparta. Debido a que en los últimos años, indicó Figueroa, el gobierno no facilita las divisas a las casas distribuidoras de los insumos, que a su vez los importan, cada día se hace más difícil ejercer esa profesión, hasta el punto que alrededor del 20% de los laboratorios clínicos de la entidad insular se ha visto obligado a cerrar sus puertas.
Aseguró que muchos han tenido que pasar además por la dolorosa situación de despedir al personal y abandonar el país buscando mejores rumbos en el exterior, mientras unos pocos quedan haciendo esfuerzos para mantenerse activos.
Figueroa lamentó que corre peligro la vida de muchos pacientes por no poder realizarse las pruebas de laboratorio, por la ausencia casi absoluta de reactivos e insumos.
Enfatizó que la falta de esos insumos, tanto en los laboratorios públicos como en los privados de la región insular, se sitúa en alrededor del 90%, lo que evidencia una grave crisis en ese sector de la salud.
“Es triste ver cómo profesionales que se han formado en las mejores universidades del país, tengan que dejarlo para probar suerte en otros países, mientras forzosamente dejan sin atención a los venezolanos”, acotó la gremialista.
Reactivos inseguros
La presidenta del gremio de bioanalistas de la entidad deploró que mientras se niegan las divisas para que las casas proveedoras adquieran y distribuyan los suministros, se empeñe en importar reactivos y otros insumos sin ningún control de calidad, ya que ni siquiera son supervisados por el Ministerio de Salud.
Figueroa enfatizó que tienen muchas dudas de la calidad y efectividad de los reactivos, con los cuales no se garantiza la exactitud de los resultados en las pruebas de laboratorio.
Insistió que los profesionales del sector desconocen de dónde llegan los suministros, ya que tradicionalmente eran despachados por empresas que dejaron de enviar los insumos a todos los laboratorios de Margarita, porque no les han otorgado divisas para cancelar las deudas en el extranjero.
Sin equipos ni repuestos
Subrayó, por otra parte, que la situación es de tal magnitud que además de no haber a disposición nuevos equipos, y que si los hubieren, tendrían costos muy elevados para ellos, tampoco hay en el mercado los repuestos necesarios para reparar o refaccionar los actuales.
“Tenemos que utilizar ligas para sostener los contactos y poder utilizar nuestros equipos actuales”, acotó Figueroa.
Insistió que la situación para los profesionales de ese gremio en la región se hace insostenible, ya que el alto porcentaje en la falla de insumos e instrumentales los mantiene prácticamente paralizados en sus labores.
Aseguró que la crisis en el resto de los sectores de la salud no es tan diferente a la de los bioanalistas, complicada aún más con la ausencia de contratos colectivos que les garanticen los ingresos para vivir dignamente.
"En este país no se nos garantiza a los profesionales ni unos buenos servicios porque ninguno sirve. Los servicios de agua, electricidad, internet e incluso, el sistema de cloacas, están en pésimas condiciones en este país. ¿Quién va a querer quedarse así?", afirmó Figueroa.
Estampida profesional
La presidenta del Colegio de Bioanalistas de Nueva Esparta lamentó el constante cierre de laboratorios, no solamente por la falta de reactivos e insumos, sino por el deseo de esos profesionales de buscar mejores condiciones de vida en el exterior.
Aseguró que prácticamente se ha dado una “estampida” de esos profesionales a otros países, en algunos casos para un mejor desarrollo laboral, pero en otros a aventurar en otros oficios para subsistir con sus núcleos familiares en territorios extraños.
La gremialista criticó que un profesional de esa área tenga que “sobrevivir” con un salario de 26.000 bolívares al mes, mismo monto que ganan otros trabajadores de menor rango.
“Es lo mismo que devenga una camarera o un obrero de la salud, sin ánimos de discriminarlos, pero nuestros profesionales se han formado por largos años en las mejores universidades del país para terminar devengando lo mismo que un obrero”.
Igualmente lamentó que las universidades venezolanas estén formando profesionales para que terminen emigrando con sus conocimientos a otros países, porque no se les garantiza una mínima calidad de vida.
 
El Sol de Margarita / Dexcy Guédez