En el hospital de niños Rafael Tobías Guevara, de Barcelona, son
muchas las denuncias que se generan por parte de las madres de los
pacientes recluidos, por el estado en el que se encuentra el centro de
salud, ya sea por los daños de los equipos, falta de insumos y ahora,
por la escasez de comida.
Familiares de pacientes y trabajadores de la salud, indicaron que se encuentra en un estado “crítico”, al igual que los enfermos del hospital universitario Dr. Luis Razetti, ya que tienen más de un mes sin que el centro asistencial les suministre los alimentos correspondientes a su dieta.
Se conoció extraoficialmente que 120 niños se están viendo afectados con esta situación.
Josefa Hernández, quien tiene a su hijo recluido en el aérea de oncología, detalló que semanalmente invierte más de 9 mil bolívares, solo en la comida de su descendiente.
“No es solo una comida, sino tres. En el desayuno puedo gastar 700 bolívares, dependiendo de lo que compre, porque tampoco le puedo dar de todo a mi hijo por su estado de salud, un almuerzo no baja de 600, al igual que la cena.
Y cuando todos los recursos se nos agotan, nos toca es pasar hambre o pedirle algo al vecino”, explicó la mujer.
Norexy Hurtado, comentó que antes de que eliminaran por completo las dos comidas que daban, tuvieron más de un mes ingiriendo bollo con sardina u ocumo. Asimismo comentó que esta situación ha empeorado la salud de los niños, porque muchos no tienen el suficiente poder adquisitivo.
Diario Metropolitano / Victoria Anchieta
Familiares de pacientes y trabajadores de la salud, indicaron que se encuentra en un estado “crítico”, al igual que los enfermos del hospital universitario Dr. Luis Razetti, ya que tienen más de un mes sin que el centro asistencial les suministre los alimentos correspondientes a su dieta.
Se conoció extraoficialmente que 120 niños se están viendo afectados con esta situación.
Josefa Hernández, quien tiene a su hijo recluido en el aérea de oncología, detalló que semanalmente invierte más de 9 mil bolívares, solo en la comida de su descendiente.
“No es solo una comida, sino tres. En el desayuno puedo gastar 700 bolívares, dependiendo de lo que compre, porque tampoco le puedo dar de todo a mi hijo por su estado de salud, un almuerzo no baja de 600, al igual que la cena.
Y cuando todos los recursos se nos agotan, nos toca es pasar hambre o pedirle algo al vecino”, explicó la mujer.
Norexy Hurtado, comentó que antes de que eliminaran por completo las dos comidas que daban, tuvieron más de un mes ingiriendo bollo con sardina u ocumo. Asimismo comentó que esta situación ha empeorado la salud de los niños, porque muchos no tienen el suficiente poder adquisitivo.
Diario Metropolitano / Victoria Anchieta