En el año 2010, 30 personas fueron refugiadas en el Cemdis porque sus
ranchos, en Terrazas de Pozuelos, estaban en una zona de alto riesgo
por las lluvias
Las nueve familias que viven en el Club de Empleados del
Municipio Sotillo (Cemdis) desde hace cinco años, aún esperan por las
casas que les ofrecieron en una reunión con los representantes de las
distintas dependencias de la alcaldía de Puerto La Cruz, en diciembre de
2014.
En el año 2010, 30 personas fueron refugiadas
en el Cemdis porque sus ranchos, en Terrazas de Pozuelos, estaban en una
zona de alto riesgo por las lluvias de esa temporada.
En
enero de este año fueron visitados por una comisión de la Misión
Vivienda Venezuela, pero todavía no reciben ninguna información de su
caso.
Los espacios que habitan cuatro de estas
familias se encuentran en condiciones precarias. Hay un cortocircuito,
el baño se está cayendo, duermen en colchonetas y no tienen cocina.
No saben de ellos
Emilys
Gómez, madre de dos niños, expresó que quieren conocer qué van a hacer
con ellos, si los dejarán allí de por vida o les asignarán un hogar.
Mencionó que les preocupa que, al parecer, sólo la Alcaldía de Sotillo
conoce su caso.
El año pasado visitaron Miraflores,
en Caracas, para solicitar soluciones a su situación y la secretaria que
los atendió les dijo que no aparecían registrados como damnificados en
Anzoátegui.
Algo parecido les sucedió al acercarse al
gobernador Aristóbulo Istúriz, quien les comentó que desconocía que en
el Cemdis estaban unas familias refugiadas.
Aseguró
que con el poco dinero que tienen producto del trabajo de sus esposos,
les alcanza apenas para comer. “Por eso no podemos conseguir una casa
por nuestros medios”, agregó.
Ayer, el ministro de
Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina, aseguró a un medio nacional que para
julio de este año no quedarán damnificados en refugios.
Taller de cerámica
En
la parte de atrás de las instalaciones del Cemdis funciona desde hace
40 años el Taller de Cerámica Puerto La Cruz, que pertenece a la
dirección de Cultura del estado Anzoátegui.
Earle
Silva, director de esa escuela artística, comentó que ha pasado mucho
tiempo desde que ubicaron a los damnificados en el club de empleados,
como algo temporal. “Los trajeron para buscarles una solución y ya
llevan más de cuatro años aquí”, dijo.
Destacó que en esos
espacios se podría desarrollar la educación cultural, con actividades
que mantendrían a los jóvenes cerca del aprendizaje y lejos de los malos
pasos, como una escuela de teatro, música, danza y hasta una
biblioteca.