El homicidio del estudiante de la Upel, Conan Quintana,
provocó que la comunidad universitaria, exigiera al titular del despacho
de Interior y Justicia "que de la cara"
Quintana, de origen humilde e hijo de una conserje de la zona, cursaba 5º semestre de Historia y Geografía, era secretario en la Federación de Centros de Estudiantes de la Upel y vocero junto con Álvarez Vásquez de la Asamblea de Vecinos de La Candelaria, a la cual se unió a los 19 años de edad. Hizo su primera denuncia en contra de la inseguridad en 2009 tras ser víctima de un atraco.
A las 8:00 pm del jueves ocupaba el puesto de copiloto en una camioneta Jeep Cherokee Limited, gris, placa AB888RG, conducida por Álvarez, entre las esquinas de Mirador y Chimborazo, La Candelaria Norte, esperando a un amigo cuando se les aproximaron dos hombres a pie.
Tras presumir que intentarían robarles el auto, ambos fueron baleados. Estaban a dos cuadras del Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Álvarez tenía la camioneta encendida, aceleró y chocó contra la fachada de una cerrajería. Murió en el lugar y Quintana fue llevado a la clínica La Arboleda, de San Bernardino, donde falleció. Recibió un disparo en la mejilla derecha que le salió por el cuello y otro en una pierna.
Habitantes y comerciantes de La Candelaria se ofrecieron ayer para colaborar con los gastos de entierro de Quintana, porque sus familiares son de escasos recursos.
Desde las 9:00 am estudiantes y vecinos se apostaron ayer frente al Ministerio de Interior, solicitando una reunión con el titular, general Gustavo González López, pero fue a la 1:00 pm cuando salió el director de Seguridad Ciudadana, para decirles que el ministro estaba muy ocupado.
Los accesos del ministerio estaban resguardados con piquetes de la PNB y un numeroso grupo con equipos antimotines de la GNB custodiaba la plaza La Candelaria, a una cuadra de allí.
Ministro no salió
Carlos Julio Rojas, miembro de la Asamblea de Ciudadanos de La Candelaria cuestionó que el ministro no saliera. “No entiendo por qué le da tanto miedo el pueblo de Caracas. Tiene que dar la cara por la decena de homicidios que han ocurrido. No es por posible que hayan asesinado a 4 personas en esta zona en menos de 15 días (…), exigiremos su renuncia e interpelaremos el caso ante la Asamblea Nacional”, señaló.
Dijo que Quintana era un joven humilde que iba a la universidad con zapatos rotos y por las tardes se dedicaba a vender quesos para ganarse la vida.
En medio de pancartas de estudiantes en las que se podía leer “Candelaria, zona de guerra” o “Venezuela, basta de balas”, el secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, aseguró que tuvo un contacto estrecho con la víctima, aprovechando además para enviar un mensaje de condolencias a su familia y compañeros de estudio.
Alrededor de 150 personas, entre jóvenes
universitarios, dirigentes políticos y comunidad caraqueña protestaron
desde primeras horas de la mañana frente a la sede del Ministerio de
Interior y Justicia, ubicada en el centro de Caracas, para rechazar el
homicidio del dirigente estudiantil de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (Upel), Conan Quintana (28), a manos del hampa
el día jueves en las adyacencias del ente gubernamental.
En el hecho también falleció su amigo el comerciante Luis Ángel Álvarez Vásquez (27). Quintana, de origen humilde e hijo de una conserje de la zona, cursaba 5º semestre de Historia y Geografía, era secretario en la Federación de Centros de Estudiantes de la Upel y vocero junto con Álvarez Vásquez de la Asamblea de Vecinos de La Candelaria, a la cual se unió a los 19 años de edad. Hizo su primera denuncia en contra de la inseguridad en 2009 tras ser víctima de un atraco.
A las 8:00 pm del jueves ocupaba el puesto de copiloto en una camioneta Jeep Cherokee Limited, gris, placa AB888RG, conducida por Álvarez, entre las esquinas de Mirador y Chimborazo, La Candelaria Norte, esperando a un amigo cuando se les aproximaron dos hombres a pie.
Tras presumir que intentarían robarles el auto, ambos fueron baleados. Estaban a dos cuadras del Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Álvarez tenía la camioneta encendida, aceleró y chocó contra la fachada de una cerrajería. Murió en el lugar y Quintana fue llevado a la clínica La Arboleda, de San Bernardino, donde falleció. Recibió un disparo en la mejilla derecha que le salió por el cuello y otro en una pierna.
Habitantes y comerciantes de La Candelaria se ofrecieron ayer para colaborar con los gastos de entierro de Quintana, porque sus familiares son de escasos recursos.
Desde las 9:00 am estudiantes y vecinos se apostaron ayer frente al Ministerio de Interior, solicitando una reunión con el titular, general Gustavo González López, pero fue a la 1:00 pm cuando salió el director de Seguridad Ciudadana, para decirles que el ministro estaba muy ocupado.
Los accesos del ministerio estaban resguardados con piquetes de la PNB y un numeroso grupo con equipos antimotines de la GNB custodiaba la plaza La Candelaria, a una cuadra de allí.
Ministro no salió
Carlos Julio Rojas, miembro de la Asamblea de Ciudadanos de La Candelaria cuestionó que el ministro no saliera. “No entiendo por qué le da tanto miedo el pueblo de Caracas. Tiene que dar la cara por la decena de homicidios que han ocurrido. No es por posible que hayan asesinado a 4 personas en esta zona en menos de 15 días (…), exigiremos su renuncia e interpelaremos el caso ante la Asamblea Nacional”, señaló.
Dijo que Quintana era un joven humilde que iba a la universidad con zapatos rotos y por las tardes se dedicaba a vender quesos para ganarse la vida.
En medio de pancartas de estudiantes en las que se podía leer “Candelaria, zona de guerra” o “Venezuela, basta de balas”, el secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, aseguró que tuvo un contacto estrecho con la víctima, aprovechando además para enviar un mensaje de condolencias a su familia y compañeros de estudio.
Perdigones
Un grupo de estudiantes también protestó en la ciudad de Mérida re- chazando el asesinato de Conan Quintana. Los jóvenes trancaron la avenida Las Américas hasta que fueron reprimidos por funcionarios de Polimérida, quienes dispararon perdigones contra los manifestantes hasta dispersarlos.
Un grupo de estudiantes también protestó en la ciudad de Mérida re- chazando el asesinato de Conan Quintana. Los jóvenes trancaron la avenida Las Américas hasta que fueron reprimidos por funcionarios de Polimérida, quienes dispararon perdigones contra los manifestantes hasta dispersarlos.